viernes, 26 de abril de 2013

Cuestionario: Detectando el machismo en las relaciones cotidianas

Situaciones de violencia de género cotidiana - Buscando las sutilezas -no tan sutiles- machistas.

Propuesta de juego para la compañera @ClaraCampoamor2

Reglas y meta:

1. Responder todas las preguntas para ti misma. Para decir "sí" basta con que al menos UNA VEZ te haya ocurrido.
2. [agregado recientemente] Salvo que se ESPECIFIQUE la acción puede ser realizada tanto por hombres como mujeres (por ejemplo en el caso de 7 y 9 cuando se habla de "tu pareja")
3. Mi propuesta es que no encontraré NI UNA SOLA MUJER con menos de 5 respuestas "afirmativas", y esto evidenciará el machismo omnipresente (Si existe tal mujer, por favor, háganmelo saber).

Preguntas: 

1. Alguna vez te han gritado alguna guarrada por la calle?
2. Alguna vez has sentido miedo caminando sola por la calle (miedo a que te violen, te acosen, etc.)?
3. Alguna vez algún hombre te ha enseñado el pene en la calle (sin tú quererlo)?
4. Te ha pasado que se te interrumpa constantemente en una asamblea/charla cuando es tu turno de palabra?
5. Te ha pasado alguna vez que un hombre te diga que "así vestida no puedes ir por la calle"?
6. Has tenido que cruzar la calle para evitar a un grupo de tíos (q temías te pudieran decir o hacer algo)?
7. alguna vez algún novio/compañero/pareja tuyo se ha peleado con otro "por ti"? (porque otro te dijera algo, intentara ligar contigo, etc.)
8. te has tenido que mover de algún lugar o irte de algún espacio/sitio por sentirte acosada o no estar cómoda por miradas de hombres?
9. Te has tenido que ir de algún lugar porque tu pareja estaba celosa o te montó una escenita de celos?
10. te han cedido alguna vez el sitio o la entrada con la típica frase "las damas primero"?

PD.: Elegí estas preguntas porque según mi criterio son las situaciones más comunes.. si alguien tiene más propuestas o quitar alguna de estas para poner otras, bienvenida será su aportación :)

martes, 16 de abril de 2013

Saquen su moral de mis ovarios

Dedicado a todos los miembros activos y orgullosos del patriarcado opresor. En especial a Gallardón. 

Por M.Piñeyro.

Hace poco, una amiga me contó que cuando tuvo su última hija (hace unos 15 años) decidió atarse las trompas de falopio y que para hacerlo tuvo que entregar una autorización de su marido: un papel firmado por él, en el que decía que estaba de acuerdo con no tener más hijos y que "su mujer" procediera sobre su cuerpo con dicho fin. 

Cuando estás en una discoteca y viene un tipo a hablar contigo en plan ligoteo, y resulta que tenés novio/pareja/compañero y de repente aparece en escena, el tipo que había venido a ligar contigo le pide disculpas a ÉL, a tu novio/pareja/compañero: "ey! perdona!, no sabía que estaba contigo/acompañada", y a ti ni te mira, ni te dice nada (un florero).

Cuando tenés un problema con alguien siempre aparece el típico sujeto en plan "superman-protector" a salvarte de tus problemas, como si tú no tuvieras capacidad de autoprotegerte, autodefenderte, o dar una hostia cuando es necesario.

Cuando te ponés una minifalda puede que te digan que "sos una puta", puede que algún hombre te diga que "así no salgas vestida", o puede que alguno te increpe en la calle con un "mamita qué linda qué estas" sin entender que la desnudez de una mujer no siempre es sexual, y que nuestra libertad de andar por la calle no tiene por qué ser coartada por su estupidez (¿o nosotras los acosamos cuando andan sin camisa por la calle?)

Hay muchas mujeres en este mundo que no pueden salir a la calle sin sus maridos, hermanos, o el que se considere "hombre de la casa". 

La Iglesia, no sólo pederasta sino causante de millones de muertes por hambre, por guerra y por ignorancia ("¡no uses condón!") prohíbe el aborto (e interfiere en las instituciones competentes) porque dicen que "asesinamos", que "quitamos vida", y les importa un pimiento los riesgos que implica el embarazo para la vida de una mujer.

Los gobiernos como el español, miembros de la OTAN, Estados en guerra, asesinos de inocentes, también prohíben el aborto porque dicen que las mujeres que abortamos somos "asesinas". Eso sí, cuando tengas a tu hijo/a te darán como regalo para el recién nacido/a: paro, deshaucios, hambre, miseria, exclusión... Es bien sabido que a ellos les importa el feto, pero una vez que nacen no. Una vez que nacemos les importamos una MIERDA (sobre todo si eres pobre o vives en el hemisferio sur del mundo).

Estas situaciones y muchas más que se me quedarán en el tintero, y que forman parte de nuestro día a día como mujeres, me tienen HARTA.

HARTA, así, con mayúsculas.

Harta de que la Iglesia y los gobiernos intervengan y opinen sobre mis ovarios, sobre mi cuerpo, y no hagan absolutamente nada contra el hambre que mata a 25 mil niños y niñas AL DÍA en el mundo (¡pero qué digo! ¡qué van a hacer! ¡si ellos mismos causan el hambre!) 

Harta de que la moral de la Iglesia (una creencia que debería ser individual) sea considerada colectiva y de ahí intervenga en las decisiones del Estado. Yo no creo en la Iglesia, yo no soy cristiana, ni católica, ni nada, y no tengo por qué regirme por sus normas.  

Harta de que mi vida gire en torno a lo que piensan/opinen los hombres de mí, de mi cuerpo, de mi ropa, de mi moral, de mi forma de andar, de hablar o de gritar, de mis actitudes y acciones, de mis DECISIONES...

Harta de ser tratada como propiedad y/u objeto sin capacidad propia de decisión.

Yo no soy un objeto, soy un ser-pensante.

Y no soy propiedad de nadie: ni cura, ni obispo, ni ministro, ni presidente, ni rey, ni marido...

Mi cuerpo es mío.

YO DECIDO.

Y PUNTO.




[Imagen de @f_acidas]

Noticia relacionada: "Gallardón declara que el riesgo para la madre ya no será un pretexto para abortar" (http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/1887451/espana/ruiz-gallardon-el-riesgo-para-la-madre-no-se)

sábado, 13 de abril de 2013

LA MUJER EN LA PUBLICIDAD (II): Composición de la imagen

Por M.Piñeyro

...modelos estilizadas hasta la angustia, irreales; 
cuerpos sin cuerpo, carentes de toda carnalidad, faltos de vida.
Raúl Eguizábal

El sexismo más difícil de encontrar/detectar es el sexismo implícito en el lenguaje audiovisual*, que implica una violencia simbólica sutil. Al contrario que las violencias de contenido que remiten a temas más visibles y fácilmente inventariables [textos, expresiones, slogans, etc.] las violencias simbólicas son objetos cada vez más frecuentes y difíciles de delimitar, sobre todo las que se refieren no tanto al contenido del discurso sino a su forma (Gerard Imbert, El transformismo televisivo)

Fragmentación corporal: la mujer troceada
(Ver grupo de imágenes 1)

Según Yrache Jiménez la fragmentación es una característica típica de la mujer-objeto.  Cuando la mujer se convierte en objeto y con ello en una mercancía más y con su belleza incita a la venta del producto (ver: La Mujer En La Publicidad I) se convierte en un objeto de compra-venta más. Un objeto es capaz de ser troceado, y con ello los cuerpos cosificados también.

La fragmentación del cuerpo femenino -que no mujer, ya que es privada de individualidad al ser objetivizada- es una característica estructural de la publicidad, afirma Yrache Jiménez en tanto que la publicidad está dirigida casi exclusivamente a las mujeres o protagonizada por ellas (1).

La fragmentación de la que hablamos convierte a la mujer en cuestión, objetivizada, en un ser genérico, un cuerpo femenino sin opinión ni actitud. Es un cuerpo deseable, cercano, accesible, entonces no parece importar a quién pertenezca (da igual a quién pertenecen las piernas o el trasero que se enseña en la imagen, porque la persona no importa, sino el trozo de cuerpo como tal).

En los casos de fragmentación son utilizados trozos de cuerpo al antojo de los publicistas, diseñadores y directores de audiovisuales, según el interés que posean para publicitar determinado producto o exaltar determinado mensaje. Raramente, de todas formas, hay una relación entre el trozo de cuerpo y el producto a vender, ya que generalmente lo que se busca es evocar sensaciones, hacer alusiones a fetichismos, erotismos, etc.(es decir, no siempre que aparezcan unas piernas será para vender medias, o no siempre que aparezcan unos labios sensuales será para vender lápiz labial o productos relacionados con la boca, más bien se utilizarán los labios y las piernas para evocar sensaciones, pudiendo ser utilizados para vender desde un coche hasta un licor)

Por último, destacar que este recurso no suele utilizarse con los hombres, los cuales suelen protagonizar los anuncios de cuerpo entero, no perdiendo con ello su individualidad.

> Sumisión Visual
(Ver grupo de imágenes 2)

Otra característica intrínseca a la publicidad es la sumisión visual de las mujeres o cuerpos femeninos: las imágenes son tomadas mientras ellas reposan, están recostadas, los cuerpos tendidos, o en posturas complicadas. Todo esto se resume en posturas de tranquilidad, indefensión, pasividad e imposibilidad de reacción, por no hablar de la evidente "receptibilidad" o "disponibilidad". Nunca adoptan posturas activas o de defensa, salvo en escasas excepciones**.

Por otro lado, lo más común son las tomas desde la espalda o desde arriba. La toma de la cámara desde arriba hacia abajo, conocida como picado, pone al espectador en una situación de superioridad respecto a la persona enfocada, y se suele utilizar para transmitir la sensación de que estamos ante una persona débil, inferior, sumisa***




Parece fundamental, entonces, el análisis de la imagen y la forma que toma el discurso con ella, puesto que, por otro lado, el componente icónico es importante para introducirse en las capas más profundas de nuestro psiquismo, ya que consigue de esta forma generar todo tipo de asociaciones: la imagen domina hoy todos los niveles semánticos de la publicidad (Gerard Imbert, Idem). Con la imagen, la publicidad se permite hurgar en el inconsciente y puede referirse -diciéndolo o sin decirlo- a deseos prohibidos (erotismo, ansias de ser alabada, éxito social, etc.) Teniendo en cuenta su origen en la región más profunda del psiquismo -dice David Victoroff-, el simbolismo de la imagen escapa necesariamente al orden lógico y moral que la sociedad impone al lenguaje; ella conseguirá así, sin ningún tropiezo, traducir los deseos y sentimientos, ya que su expresión no sería permitida a nivel verbal (ver grupo de imágenes 3).

El sexismo se cuela en forma de imagen en nuestras mentes. Los publicistas, acosados por las denuncias feministas por el sexismo de sus anuncios, encuentran alternativas modificando el contenido y utilizando la forma. Distintos medios. El mismo resultado.

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* El lenguaje audiovisual es el responsable de la creación de imágenes y secuencias en la publicidad. Este lenguaje utiliza una serie de códigos relacionados con la percepción. En nuestra vida diaria, todas somos consumidoras de imágenes, sin embargo nadie nos ha enseñado a descifrarlas: el lenguaje audiovisual es el único lenguaje del mundo capaz de ser comprendido sin conocerlo o haberlo estudiado. 

** Estas excepciones son las mujeres "reto", mujeres/fieras a conquistar por los hombres (lo explicaré detalladamente más adelante, en la tercera parte de "La mujer en la publicidad").

*** Contrario al picado está el contrapicado, una toma que en el leguaje audiovisual, es utilizada para transmitir una situación de poder, de grandeza, de control (por ejemplo la típica toma desde abajo de los gladiadores, o reyes, etc. en las películas).
(1) Género y comunicación. La imagen de la mujer y el hombre en la publicidad


Grupo 1 (Mujer troceada)




Grupo 2 (Sumisión visual)








Grupo 3 (Insinuación a través de la imagen)





viernes, 12 de abril de 2013

Canción 2: Infiel

Por M. Piñeyro

Me obligan a ser infiel
si dios me hubiera puesto una manzana
yo me hubiera comido tres.

Me obligan a ser infiel
tanto hombre guapo
ay! y tanta mujer.

Me obligan a ser infiel
yo no quiero, te lo juro
pero se me eriza la piel.

Me obligan a ser infiel
eso del "para siempre juntos"
yo no lo veo bien.

Me obligan a ser infiel
yo no quiero peras ni manzanas
sino macedonia con miel.

Me obligan a ser infiel
y es que odio tanto a la Iglesia
que todo lo que diga lo contradiré.

Te quiero, no soy tuya
mis ojos son del sol
Te quiero y me quieres hoy
Te quiero, no soy tuya
no me hagas prever
no me obligues a serte infiel.

Me obligan a ser infiel
la firma de un contrato
implica poderlo romper.

Me obligan a ser infiel
si me pones cadenas
yo las voy a romper.

Me obligan a ser infiel
si el futuro no existe
¿cómo voy a jurar quererte en él?

Te quiero, no soy tuya
mis ojos son del sol
Te quiero y me quieres hoy
Te quiero, no soy tuya
no me hagas prever
no me obligues a serte infiel.

miércoles, 10 de abril de 2013

LA MUJER EN LA PUBLICIDAD (I): Hipervisibilidad - Mujer objeto

Cuando la mujer acompaña a una mercancía para lograr su venta, se convierte en una mercancía más. En estas ocasiones en que con su belleza incita a la compra o adquisición de productos es presentada como algo que se adquiere conforme se adquiere la mercancía (parece que si compras el coche te llevas al pibón que lo anuncia).

Esta mujer-objeto aparece carente de inteligencia, personalidad o representación, carece de individualización: es menos que una persona, es el objeto que acompaña el producto.

La representación de la mujer en el discurso televisivo (y podemos tomarnos la libertad de decir también que en el publicitario, en el de internet y los medios en general) está vinculado al status de la mujer en el discurso público – mantiene Gérard Imbert: ha pasado de ser invisible a ser hipervisible (...) una hipervisibilidad como cuerpo. La mujer ha pasado de estar invisibilizada en los medios de comunicación (y en la vida misma) a copar todos los anuncios, programas de televisión, etc.

Resulta llamativo la gran cantidad de programas de deportes (por ejemplo) que, dirigidos a hombres, eran protagonizados por hombres en su totalidad, programas que hoy han ido incluyendo a mujeres muy atractivas en sus filas en un intento de llamar más la atención del público masculino*. Otro ejemplo que podemos tomar son los ya famosos programas de noticias europeos, en los que aparecen mujeres quitándose la ropa al mismo tiempo que van anunciando el tiempo.

Como ocurre en publicidad [la representación de la mujer] se mueve entre eros (carnalidad, pura presencia) y mito (representación descarnada, esencia): objeto de consumo y contemplación”. El cuerpo se convierte en escaparate, y el sentido emana de la propia superficie: el significante (lo exterior) pasa a ser más importante que el significado (el concepto, la esencia, lo no superfluo). La hipervisibilidad del cuerpo femenino no implica representación de la mujer, por lo que ¡paradoja!: la hipervisibilidad de la mujer se convierte en otra forma de invisibilidad.

Ejemplo: imagen publicitaria de un coche que no habla de las cualidades del producto sino que pone las piernas de una (supuesta) mujer que queda tan flipada con el coche que se le cae (hasta) el lápiz labial y su espejo. 

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* permítanme que dude en la benevolencia de los productores televisivos y sus intenciones inclusivistas o feministas para con las mujeres.

Citas: IMBERT Gérard, El transformismo televisivo, Madrid: Cátedra, 2008.


martes, 9 de abril de 2013

De la A


Cuando leo un genérico masculino no me siento identificada. Lo siento, pero no. No me hallo en la "o", no me encuentro en su plural. Esa "o" es un encierro, esa "o" es un pozo.

Cuando veo una "a", cuando leo una "a", me siento presente, siento que formo parte de esa curvatura que abraza la existencia de mi persona, siento que nazco con ella para no morirme nunca.

Hay quienes no entienden el sentimiento de nulidad que produce una palabra cuando afirma incluirte y su inclusión no es más que un espejismo; cuando las hojas te mantienen ausente de sus renglones; cuando la Historia es un cúmulo de transparencias enredadas en el olvido tanto para las de tu género, como las de tu etnia o las de tu clase.

¿yo? ¡YA!

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domingo, 7 de abril de 2013

Cárceles y patriarcado (I)

Exposición sobre la charla "Cárceles y patriarcado: sistema de represión en el Estado" de la abogada y activista social Alicia Alonso*, dentro del Seminario "Desarrollo comunitario en pueblos y barrios" (La Laguna, abril del 2013), por M.Piñeyro.



La cárcel es mi nuevo hogar, lo han decidido (...)
¿Pero quién se asomó a mi pecho herido
a preguntar siquiera por qué alguna vez he delinquido?


1. La pobreza: la mayor causa de encarcelamiento

La activista Alicia Alonso comienza preguntándose: ¿Quiénes están en las cárceles? ¿Están todas las personas que delinquen? 

Muy a pesar de la difusión del miedo como excusa para la existencia de las cárceles, las cuales se nos da a entender que están habitadas casi exclusivamente por homicidas, asesinos en serie, etc., sólo el 5% de las personas presas están allí por delitos de este tipo. La realidad es que la gran mayoría de las presas (un 68%) lo están por delitos contra la propiedad privada (robo, hurtos...) y por delitos contra la salud pública (tráfico y consumo de drogas...). Ambos tipos de delito se relacionan directamente con el sistema económico capitalista, en el cual -carentes de propiedad privada y recursos- las personas quedan excluidas y empobrecidas viéndose en circunstancias extremas en la búsqueda de la supervivencia.

"La cárcel es la cloaca, el basurero donde va la gente que sobra, los problemas que no queremos ver de este sistema".  

El Estado español es uno de los países de la Unión Europea con más personas presas (68.597) a pesar de estar -a su vez- dentro de la media en lo que a cifras de delincuencia se refiere; es decir, no tiene un índice más alto de delincuencia que otros Estados. Entonces: ¿por qué hay más presas aquí? Según la ponente, esto se debe a la criminalización de determinadas conductas.

Por lo que respecta a la segunda cuestión planteada al principio, está demás decir que hay muchas personas que tienen la capacidad de eludir a la justicia por influencia económica o política (creo que a todas se nos vienen muchos ejemplos a la mente); como dice el refrán "ni son todos los que están, ni están todos los que son". 

2. Consecuencias de ser** presa

El Estado declara que su pretensión es la reinserción social de las personas que pasan por la cárcel pero, ¿se da la reinserción realmente?

Alicia Alonso lanzaba las siguientes preguntas para reflexionar: ¿se puede educar para la libertad desde la no-libertad?, ¿se puede educar para la responsabilidad desde el control y la vigilancia?, ¿se puede integrar desde la exclusión?

Como es sabido, el hecho de ser expresidiaria convierte a las personas en las últimas de la cola para conseguir un trabajo o para ganarse la confianza nuevamente de amigos y familiares. La mayoría de las personas que pasan por la cárcel pierden los lazos que tenían fuera y esto les hace proclives a la reincidencia en delitos, entendiendo que no tienen las redes familiares o cercanas, ni recursos económicos para reinsertarse en la sociedad una vez que han cumplido condena; la mayoría de las veces su situación económico-social empeora. Ser expresidiaria se convierte, pues, en un factor de exclusión social más que agrava su situación.

Por otra parte, los regímenes de control y vigilancia a los que están sometidas, suponen una "infantilización" de las personas -planteaba Alicia Alonso-, ya que implica horarios estrictos para comer, dormir, o salir al patio: una vida controlada tal como se controla a un niño o niña. Desde esta perspectiva es difícil crear un sentido de la responsabilidad en las personas, educar para la libertad, para la convivencia y la integración en un espacio segregado, limitado, inspeccionado... Además, al ser punitivo, vengativo, no reformador (...) el sistema judicial de este Estado no busca la subsanación del daño, sino -por el contrario- busca el castigo de quien lo ha hecho, y esto no implica -en consecuencia- que quien haya cometido el delito asuma algún tipo de responsabilidad respecto a su acción.

Teniendo en cuenta todo esto, ¿por qué existen las cárceles? Si no educan, ni reinsertan en la sociedad, ¿cuál es su función entonces?

Según la abogada, las cárceles no cumplen una función de reinserción, ni de prevención, ni disuasoria. Muchas de las personas que están allí dentro no lo estarían si no estuvieran privadas de recursos económicos de subsistencia, por lo que su situación se solucionaría simplemente con un equilibrio económico o social.

Ser pobre es una de las grandes causas por las que las cárceles están llenas de gente. Una situación que, evidentemente, no se arregla con el encarcelamiento sino que se parchea: se quita de nuestros ojos aquello que no debemos ver, aquellas personas que hacen evidente que este sistema económico no funciona (1).


3. La reproducción del sistema patriarcal dentro de las cárceles

Los roles y dictámenes del sistema patriarcal, como no podía ser de otra forma, se reproducen -y en ocasiones se intensifican- dentro de las cárceles. 

De las 68.597 personas presas en el Estado español (datos del 2012), el 7,62% son mujeres (el porcentaje más alto de la vieja Europa). A su vez, sólo existen tres cárceles de mujeres, por lo que en la mayoría de las ocasiones las mujeres son encerradas en módulos para mujeres dentro de las propias cárceles de hombres, bajo una segregación estricta. Esto conlleva un trato diferencial dentro de estos lugares, que según nos contaba Alicia Alonso, suele implicar: 

  • medidas indiscriminadas de vigilancia y control
  • convivencia sin respetar edad, tipología de delito, mezcla de presas preventivas y condenadas... 
  • convivencia en espacios muy reducidos, hacinamiento
  • inaccesibilidad a espacios exclusivos para los hombres, como por ejemplo las bibliotecas o los polideportivos
  • menos recursos y dificultades para el acceso a la enfermería.
  • mismo trato que los hombres en cuanto a cacheos, registros y vigilancia, cuando el nivel de conflictividad es más bajo y hay escasos delitos con violencia
  • hay una división estereotipada de los talleres, y los destinados a las mujeres suelen estar relacionados con la costura o la estética (y así los hombres cuentan con una oferta más amplia)
  • los empleos ofertados se los llevan -por lo general- los hombres (un 89,9%), por no hablar de la menor remuneración por el mismo trabajo, o incluso de trabajo gratuito por parte de muchas mujeres.

Por otro lado también es importante nombrar otras condiciones cuya perspectiva de género sería muy importante tener en cuenta, como el hecho de que la mayoría de los centros penitenciarios están regidos por hombres (con todo lo que ello implica), que los programas de tratamiento no incluyen la perspectiva de género (por ejemplo los tratamientos por drogodependencia), o que a las mujeres embarazadas se les niega la prestación de baja por maternidad.


4. La mujer condenada

Una mujer presa cumple tres tipos de condena a la vez, nos explica la activista:

a) Condena Social

No es lo mismo para la sociedad un hombre preso, que una mujer presa; no se juzga de la misma forma la desobediencia en ambos géneros. El acto delictivo está más aceptado cuando proviene de un hombre que cuando proviene de una mujer. La mujer rompe con el molde, con el rol asignado: deja de ser vista como la esposa obediente y la madre ejemplar, no cumple con las espectativas que la sociedad tenía puestas sobre ella. 

Es curioso que hasta hace no mucho tiempo, mientras que a un hombre que desobedecía la ley se le entendía como "delincuente", a una mujer que desobedecía la ley se le veía como "pecadora", y en vez de ser "apresada" era "internada". Esto está íntimamente relacionado con el concepto de "bondad" o de "virtud" que se asocia como una cuestión natural de la mujer y al concepto de "maldad" visto como el apartarse  del rol social establecido para ella. Así, la mujer que transgrede es vista como un monstruo, como una pecadora, un ser corrompido que se ha salido del camino del bien (con la cuota de "culpabilidad" que ello implica y, a su vez, de represión personal). 

b) Condena Personal

Una mujer encarcelada sufre un desarraigo personal: la pérdida de la familia es lo que más les duele, suelen declarar. Alonso nos explica que esto deriva de la rotura de los lazos familiares y de su rol de madre sostenedora de la familia, que supone, en numerosas ocasiones, una quiebra de su propia identidad (hay que tener en cuenta que hablamos de mujeres que, en su mayoría, son cabezas de familia encerradas en la cárcel precisamente por supervivencia, por intentar mantener a su familia, sea como sea, incurriendo por ejemplo en delitos la propiedad privada y la salud pública). Es recurrente que, ante esta situación, el propio equilibrio emocional/mental de las mujeres se vea en peligro.

Un dato revelador a este respecto son los índices de suicidio: fuera de las cárceles un 20% de las personas que se suicidan son mujeres; dentro, un 50%. 

A todo esto cabe sumarle además, la exposición a la regulación y medicación por transtornos adjudicados siempre a las mujeres: "depresivas", "histéricas", etc.

c) Condena Penitenciaria

Las condenas suelen ser más duras que las de los hombres. La sociedad y el Estado son más duros con las mujeres desobedientes que con los hombres desobedientes. Se les exige más docilidad y sumisión y cualquier conducta de rebeldía o enfrentamiento con la Institución Penitenciaria se sanciona con dureza. La prueba está en la relación entre las penas, la gravedad de sus acciones y los tipos de sanciones que se les aplican; aún cuando los enfrentamientos (dentro de las cárceles) entre hombres suelen ser más violentos y hasta con objetos punzantes, las mujeres reciben más sanciones: 
  • Sanciones leves: un 3,65% de presos hombres han recibido sanciones leves, frente al 5,58% de mujeres
  • Sanciones graves: el 48'08% de hombres frente a un 59,2% en mujeres
  • Sanciones muy graves: 22,19 en hombres, 24,36% en mujeres. 

Las cifras hablan por sí mismas. El castigo y el machaque de la conducta es evidente.


4.1 Maternidad

Cuando una mujer se queda embarazada es trasladada a los "módulos de madres", lugares un poco más "bonitos"(2) que los módulos comunes. Una vez nacida la criatura, la madre se puede quedar con ella allí hasta que cumpla tres años, y después es trasladada con la familia o es institucionalizada (por ejemplo en el caso de mujeres extranjeras sin familia en el país). 

Esto supone una situación delicada, puesto que los niños/as sufren la "prisionalización": sufren el encierro durante esos tres años que viven allí, los ruidos de los cerrojos, las llamadas por megafonía, las escasas visitas de sus familiares (debido a que, entre otras cosas, no hay un reglamento especial de visitas para madres con hijos, sino que se les aplica el general).

Dadas las circunstancias, decidir quedarse o no con el niño o niña es una situación muy delicada para la madre: tiene que escoger entre entregarlo desde el principio, o criarlo hasta los tres años para no verle más, con lo que supone para la cría el añadido de cambiar de familia a una edad avanzada en lo que a crianza se refiere. Esto puede suponer un elemento más para el desequilibrio emocional o identitario de la madre y un hecho traumático para la cría.

5. Alternativas para la transformación social

Al analizar la realidad de nuestras sociedades se hace evidente la conclusión de que la cárcel está habitada en su mayoría por personas víctimas del sistema económico capitalista, empobrecidas y en situación de exclusión social, y que el sistema patriarcal extiende sus tentáculos tanto dentro como fuera de ellas.

Las complicaciones aparecen al buscar alternativas, y sobre todo alternativas efectivas. La posición de la abogada Alicia Alonso era clara: puedo considerarme anticarcelario/a, pero de aquí a que eliminemos las cárceles queda tiempo, y de acá a allá hay que hacer algo. Ella propuso grosso modo varias líneas de actuación posibles que reducirían el número de personas privadas de libertad: la legalización de algunas sustancias, la libre circulación de las personas, romper la brecha social o la mediación (la no judicación de todos los casos) que impliquen una subsanación del daño para la víctima y no sólo un castigo para quien lo realiza. 

Respecto a las cárceles o módulos de mujeres, las propuestas irían orientadas, por ejemplo, hacia una suspensión de la pena durante la crianza de su hija/o, visitas más flexibles, espacios adecuados, atención médica adecuada, personal femenino en las instituciones, tratamiento adecuado de los casos de salud mental, programas médicos y demás tratamientos con perspectiva de género...

Lo que parece estar claro en su planteamiento, en cualquier caso, es que debemos ir construyendo poco a poco las alternativas que posibiliten en un futuro la eliminación de las penitenciarías, partiendo de la base de que la transformación social es un proceso, no un golpe de suerte.

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* Alicia Alonso es una abogada y activista social que trabaja dentro y fuera de las cárceles, sobre todo en el ámbito del acompañamiento de las presas, fundamentalmente en cárceles de mujeres. Es miembro de Baladre, Coordinación contra la precariedad, la exclusión y el empobrecimiento.
 
** Me he tomado la libertad de escribir "ser" presa y no "estar" presa, porque considero que en estas circunstancias estar y no estar hablaría de un cambio de estado en la persona, y, sin embargo, serlo, marca una continuidad más allá de estar ya fuera de las rejas, tal como ocurre con el estigma para con las expresidiarias.

(1) Iba hablando Alicia Alonso y yo acordándome de la canción de La Polla Records: "No a las cárceles del estado asesino/ no más esconder los errores del sistema/ no al estado terrorista que encierra/ a quien le sobra y a quien lucha contra él...

(2) "bonito" se dice porque están decorados con motivos infantiles, intentando simular algo más parecido a un "hogar" para las niñas/os.
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jueves, 4 de abril de 2013

Esbozos sobre la opresión capitalista-patriarcal


(¿Por qué la revolución será feminista o no será?)



Por M.Piñeyro

Es difícil hablar objetivamente de las condiciones de opresión hacia las mujeres y más aún de la necesidad de ser –como respuesta a dichas opresiones- una mujer revolucionaria. Es difícil dejar a un lado esa parte que es experiencia, ese “estar en nuestra piel”; es difícil expresar y transmitir cómo vivimos y padecemos como mujeres inmersas en este sistema económico capitalista y patriarcal. Sin embargo, el esfuerzo es necesario.

Si buscamos las líneas de opresión que se ejercen sobre las mujeres, podemos ver cómo se va dilucidando toda una red que se extiende desde el trabajo hasta casa, pasando por nuestras relaciones personales, sexuales y sentimentales, un “todo” contenido en la misma estructura ideológico-cultural que va formando individuos en esta sociedad; y es que nada escapa a la red del capitalismo y el patriarcado, ni siquiera el entorno más político y reivindicativo (muy a nuestro pesar).

Capitalismo y patriarcado resumen el paradigma social en el que vivimos: a) en la organización económica, unas personas tienen los medios de producción y otras la fuerza productiva o fuerza de trabajo (por lo que los primeros tienen dominio sobre los últimos); b) en la organización socio-cultural a los hombres se les atribuyó la racionalidad, la fuerza y la capacidad productiva, y con ello un rol social protagonista, mientras que a las mujeres se les dijo que poseían un instinto maternal, que eran sensibles, débiles (en lo que a fuerza se refiere), y que tendían a quedarse cuidando a las crías, y a ser –por ello, por pura biología- buenas en el hogar (y todo se resumió en un rol asociado a la capacidad reproductiva).

Por otro lado, ambas ideas giran en torno al concepto de propiedad: el capitalismo, de la propiedad privada, y el patriarcado de la propiedad (indirecta) de las personas. Y es que, a pesar de relacionarse muy bien (el capitalismo tiene una capacidad esperpéntica de adaptar a él todo lo que encuentra a su camino), capitalismo y patriarcado tienen edades diferentes. Si el sistema capitalista fue tomando su actual forma a partir del siglo XVIII, el patriarcado, por su parte, ha sido una característica de la cultura occidental desde prácticamente sus inicios; ya las sociedades griegas mantenían a las mujeres al margen de la actividad política (actividad fundamental en aquella sociedad, pues se consideraba que la política nos hacía verdaderamente humanos y seres libres) remitiéndola al servicio como “ser reproductivo de hombres”, y los romanos tenían como cúpula de la organización familiar al “pater familia” (patriarca), cuyo poder se extendía hacia toda la familia en propiedad.


> ESCLAVIZADAS EN CASA Y POR LOS “CUIDADOS”


La nueva etapa científica que se dio después de la teoría de la evolución de Darwin fue modelando el concepto de mujer, hasta llegar al que se maneja hoy en día. Toda una serie de argumentos fueron esgrimiéndose para justificar unas cualidades concretas en los hombres y otras en las mujeres. Desde entonces se mantuvo que parte de la evolución era el hecho de que el hombre contara con una mayor capacidad racional y creativa, por lo que había sido él quien desarrollara todo tipo de herramientas para dominar la naturaleza (y así vemos en los libros al hombre como protagonista de todos los dibujos que describen el descubrimiento del fuego, la rueda, etc.). Por otro lado, a las mujeres se les atribuye el instinto maternal como cualidad fundamental para la evolución, que le llevó (y lleva) a cuidar de las crías y tener una sensibilidad especial (de ahí que siempre se diga que las mujeres somos más emocionales y los hombres más racionales, y que estos últimos se encargan de proteger –por una cuestión de fuerza y capacidad- a las primeras). En El origen del hombre (1871) Charles Darwin expone: “El hombre difiere de la mujer por su talla, su fuerza muscular, su velocidad, etc., y también por su inteligencia”.

Con toda esta información en el imaginario colectivo, no es de extrañar que prácticamente todas las mujeres seamos criadas como trabajadoras del hogar y que sean incluso las mujeres-madres también transmisoras de estas ideas heredadas de generación en generación desde hace siglos.

Todo esto deriva en:

1) que se nos haya negado el derecho de no ser madres, como si ser madre fuese lo único propio de la mujer, lo que la completa. Ser madre se ha asociado también con una obligación para con la sociedad (influencias también de la religión): de ahí a que aún entremos en intensos debates cuando se exige un aborto libre, seguro y gratuito, es decir, el derecho a una maternidad elegida, la libertad de decidir sobre nuestros cuerpos.

2) que el ámbito del hogar, el ámbito doméstico, siempre haya estado relacionado con las mujeres. Pero no sólo ha significado esto que seamos las encargadas de limpiar, planchar, cocinar y de criar a los hijos e hijas, sino que además, se ha relacionado con encargarse de las situaciones de emergencia que requieran tiempos completos o sacrificios (como por ejemplo dejar de estudiar cuando se tienen hijos, dejar un trabajo por el mismo motivo o intervenir como la parte conciliadora en los conflictos familiares). Todo esto lo podemos englobar en un concepto muy importante: los cuidados.

Por cuidados entendemos todas aquellas actividades que constituyen el encargarse de alguien, como los ejemplos que se planteaban anteriormente. Si miramos a nuestro alrededor podemos ver que las mujeres de las familias son las encargadas siempre de cuidar a un padre o madre enfermo o a familiares mayores; parece, además, estar relacionado directamente esto con la atribución de “sensibilidad” (supuestamente inherente a las mujeres) el hecho de que cuando se da un conflicto en la familia se busque a la mujer para consolar, mimar, cuidar, mientras que al hombre se le quita esta cualidad y se le incita desde la infancia a reprimir cualquier muestra de dolor, debilidad, empatía o sensibilidad (por ejemplo en la frase “los hombres no lloran”).

Por último, no podemos olvidar que el trabajo doméstico, además de no ser (generalmente) valorado ni pagado, genera en las mujeres una dependencia económica de su pareja, lo que le somete aún más.

En resumen, estamos hablando de la plusvalía indescifrable de criar, mantener y cuidar a los seres humanos que son -hoy- tiempo y sangre fresca que continúan alimentando este sistema económico depredador. El trabajo invisible de las mujeres es opresión invisible. Las mujeres somos las esclavas del hogar y de los cuidados, por eso en las últimas huelgas generales se ha pedido desde el feminismo una “Huelga de Cuidados” para visibilizar este trabajo de las mujeres que no se suele tener en cuenta y que es la parte fundamental de la maquinaria del capitalismo.


> ESCLAVIZADAS EN EL TRABAJO

Como seres que venden su fuerza de trabajo para poder sobrevivir, las mujeres pueden padecer – en este sentido- como cualquier otro miembro de la clase proletaria, víctima del trabajo asalariado. Sin embargo, hay determinadas condiciones laborales propias de las mujeres que le han llevado a reivindicar su condición en sus sitios de trabajo, como por ejemplo el riesgo de ser despedidas por estar embarazadas, el acoso sexual o el pago de un sueldo más bajo que el de un hombre a pesar de desempeñar el mismo trabajo.

Habría que sumar a todo esto la ya normalizada condición de objeto sexual, que se evidencia en tipos de trabajos donde se exige una apariencia concreta (de belleza estereotipada) relacionado con la buena venta del producto: azafatas de vuelo, azafatas de eventos, promotoras de productos, camareras en bares de noche, etc.
Por último, no podemos dejar de nombrar la prostitución y las precarias condiciones en que las trabajadoras del sexo ejercen su actividad (sin ningún tipo de derecho laboral)


> ESCLAVIZADOS NUESTROS CUERPOS
[Este apartado será quizás el más ambiguo y controvertido. Pero aún así me arriesgo a intentar resumir la esclavitud de los cuerpos]


A partir del siglo XX comienzan los estudios del lenguaje, el significado y el poder como elementos constitutivos de la identidad y controladores de nuestra forma de actuar.

Esto repercute en varias cosas:

1) se empieza a entender que el capitalismo y sus sistemas de poder no sólo nos roban nuestro tiempo y fuerza productiva como trabajadoras/es asalariadas/os, sino que además limita la actuación de nuestros cuerpos a través de las "normas": los somete, los controla, los reprime en otros ámbitos, sobre todo en el sexual y el reproductivo. Y con ello tiene un control absoluto sobre nosotras/os. Por ello se dice que "nuestros cuerpos son un campo de batalla".

2) si bien la lucha de las mujeres es más extensa hacia el pasado que el siglo XX (y la lucha de los colectivos LGTB -IQ hoy*- también), durante estos tiempos, sin embargo, empieza a tomar relevancia el cuestionamiento del género, y el de la interpretación de los cuerpos mismos, como construcción social. Hay más géneros que masculino y femenino, hay más cuerpos que hombre y mujer, hay más formas de tener relaciones afectivas o sexuales que heterosexuales o de pareja (¡podemos ser 3 o 4 o las que queramos!), hay más formas de relacionarse que a través de la reproducción, hay más formas de querer que la fidelidad o la del contrato institucional/religioso, y sobre todo: hay más formas de vivir y sentir tu cuerpo, de disfrutarlo. Y la negación de todo esto, es represión pura y dura. Sometimiento. De ahí que se englobe hoy todo en una crítica de la "heteronormatividad" (heteronormatividad como regulación de nuestros cuerpos, de nuestras vidas -desde el poder- a través de la norma heterosexual relacionada íntimimamente con la reproducción y de ahí con la producción capitalista como expliqué en el punto de los cuidados).

3) Por último, se entiende que las relaciones de poder son más amplias que el simple "trabajador/burgués". Si bien esta relación de opresión es característica en nuestras sociedades capitalistas, también es cierto que hay otra serie de relaciones de opresión a tener en cuenta y a combatir. Ejemplos: norte/sur, imperialistas/colonizadas, blanca/negra, hombre/mujer, hetero/bisexual... Con esto, se asume que la situación de privilegios puede cambiar según la persona pero también según los contextos en los que se encuentre en relación con las demás personas ; aunque se pueda afirmar que el poder de dictar normas lo concentra el "hombre-blanco-occidental-heterosexual-burgués" se reconoce la complejidad del entramado social.

Todas estas cuestiones han hecho que se replanteen las tesis del feminismo que entendía como sujeto revolucionario a "la mujer" (planteando ahora que hay muchos tipos de mujeres y de sujetos oprimidos, y con ello variedad de sujetos revolucionarios del feminismo, influenciadas por su cultura, religión, cuerpo, trabajo, etc.), y también del marxismo economicista que habla sólo de relación oprimido-opresor en términos económicos (que se llegue al "socialismo" no implica acabar con la opresión patriarcal, o quizás sea mejor decir que nunca llegaremos realmente al socialismo si pervive el patriarcado, el machismo y el control de los cuerpos).

De todas formas, aclarar que esto es solo un resumen, y que estos temas aún son ampliamente debatidos y generan controversia allá donde afloran**.



> ESCLAVIZADAS POR LA BELLEZA


Este punto está relacionado con el anterior, pero es mejor dedicarle unas palabras específicas por ser la publicidad uno de los elementos socializantes más importantes de nuestro tiempo, difusor de ideas a través de los más de diez mil anuncios que percibimos diariamente.

Uno de los regímenes de control de los cuerpos pasa por la norma de belleza, condición sine qua non del concepto "mujer". La exigencia de la belleza en las mujeres es una de las mayores violencias que se ejerce sobre ellas.

Todas las personas, pero especialmente las mujeres, somos el blanco de numerosas empresas (cosmética, ropa, alimentación, medicamentos, etc.) y su publicidad avasalladora que nos acompleja para que así alimentemos la maquinaria consumista; y es que -como es bien sabido- las personas felices no consumen. Nuestros complejos dan ganancias que se cuentan en millones: la obsesión de adelgazar, de ser siempre jóvenes, de estar siempre bellas y vestidas de marca en pos del éxito social y del éxito como mujer deseada... todas ideas que nos vende, impone y difunde la publicidad para generar carencias en nosotras, necesidades que se cubren luego a través del consumo incesante de determinados productos que nos prometen la felicidad, la belleza, la juventud, el éxito... y con ello el cumplimiento de la belleza estereotipada imperante a la par que se siguen enriqueciendo las empresas cosméticas y textiles.

Además, todos estos anuncios dictan normas desde su posición de poder y contribuyen a la construcción de lo que es considerado y no es considerado como una "mujer": no es de "mujeres" estar gordas, peludas, viejas, arrugadas, sin maquillarse; no es "mujer" si no es deseada, halaga, cuidada, protegida, por un hombre; no es mujer si no está casada, si no es heterosexual, si no es madre...


> ESCLAVIZADAS POR EL "AMOR"

El tema del Amor Romántico se viene hablando desde hace mucho tiempo en distintos ambientes feministas, como un intento de crítica y búsqueda de los fundamentos de nuestras relaciones afectivo-sexuales. Todas hemos sido criadas con películas de Disney (resumible en la historia de una princesa bella en apuros que espera al príncipe azul que la salve, que vivan juntos para siempre, tengan hijos y dure su amor para toda la vida), con telenovelas, y todo tipo de discursos literarios y audiovisuales que nos venden que amor hay uno sólo y que sólo hay una forma de amar, derivando ambos discursos en términos posesivos respecto a la otra persona. En el trasfondo de toda esta cuestión está -para resumir- la cuestión de la propiedad privada sentimental: ese momento en que de repente te conviertes en la-mujer-de.

Lo peligroso de este discurso , de este concepto, de este ser-de-alguien (entre otros muchos peligros) es que probablemente de ahí derive el hecho de que un hombre pueda llegar a considerar a una mujer como su propiedad y que ella lo asuma como tal; que considere él que ella le pertenece, que debe hacerle caso y obedecerle, ser exclusivamente suya, y que ello le dé potestad para controlarla y exigirle su atención y su tiempo completo, llegando a reaccionar con violencia en el caso de que las cosas no sean como él quiere.

El "amor romántico es pérdida de autonomía" reza por las redes sociales una imagen.Y probablemente tenga razón, porque, ¿no será el amor romántico y la fidelidad otro régimen de control sobre nuestros cuerpos y nuestra sexualidad?



> VICTIMIZADAS EN LA POLÍTICA

Son muchos los prototipos que se cumplen incluso en ambientes “liberados”, es decir, en espacios que consideramos alternativos y entre las personas políticamente concienciadas. Todavía continúan hoy entre nosotros/as determinados clichés o comportamientos que repetimos (la mayoría de las veces sin darnos cuenta) con los que seguimos alimentando las relaciones patriarcales: en muchos espacios socio-políticos las mujeres siguen siendo las encargadas de los temas de limpieza y organización de la comida, etc.; se continúan dando casos de acoso en colectivos políticos donde las mujeres solemos ser –además- menor en número; se continúa cuestionando las capacidades de las mujeres (intelectualidad, fuerza, iniciativa, agresividad, etc.); y se continúan utilizando discursos de alto contenido machista (no utilizar lenguaje inclusivo, por ejemplo).

Por otro lado muchas de las alternativas planteadas contribuyen no a la liberación de las mujeres, sino a una mezcla de paternalismo y victimismo desde la política: en muchos casos se continúa hablando de violencia de género desde el victimismo y no fomentando (o aún peor, CRITICANDO) la autodefensa de las mujeres; se habla de feminismo o de la liberación de la mujer desde la protección (y no desde el compañerismo); y con ello no tiene la mujer el papel protagonista en su propia lucha, se le quita la voz.

Por tanto, es necesario, indispensable, urgente, que las mujeres tomemos las riendas de nuestras luchas y los hombres respeten nuestro espacio; que los problemas de las mujeres dejen de ser sólo cuestiones de hombres, es decir, que nosotras mismas seamos las protagonistas de nuestra liberación: se puede asumir que la lucha feminista es de todo el colectivo social pero nosotras no esperamos que nadie venga a liberarnos.

No vamos a cambiar el “príncipe azul” por el “príncipe rojo”. Se acabó el ser el descanso del guerrero, el regazo donde el guerrillero acuna sus penas, libera sus tensiones y vuelve a la lucha mientras le saludamos desde la puerta...



> CONTRA EL CAPITALISMO PATRIARCAL, FEMINISMO RADICAL

Ya sea contra el sistema consumista que nos genera complejos para forrarse con ellos, contra el sistema que nos quiere como meras paridoras de seres humanos, contra el que nos explota como trabajadoras o nos reduce a los trabajos infravalorados del hogar, contra el que controla nuestros cuerpos y nuestra sexualidad, o no nos considera personas inteligentes capaces de liberarnos, la lucha contra el capitalismo es una necesidad feminista.

Pero, por otro lado, el capitalismo se ha dedicado a poner a la mercancía como centro de interés de la sociedad; ha preponderado la racionalidad patriarcal sobre otro tipo de cualidades y necesidades (solidaridad, compartir, etc.); ha alabado y fomentado el dominio de la naturaleza y de las personas, nos ha encerrado en géneros y cuerpos binarios (hombre/mujer) para así controlarnos y tener nuestros cuerpos a su disposición… Por eso la contrapartida es feminista: el feminismo exige poner al ser humano como centro de interés de la sociedad, que ningún ser humano tenga poder sobre otro bajo ninguna circunstancia, y que el dominio de la naturaleza sea roto por una relación de reciprocidad y respeto, reivindicando así un cambio profundo en el todo del paradigma social actual, en pos de la forma en la que concebimos la vida digna, o la vida que –creemos- merecemos vivir.

De ahí a que digamos bien alto y fuerte: la revolución será feminista, o no será.

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* Intersexual y Queer, son identidades incluidas desde hace unos años en los antiguos colectivos LGTB; y supongo que habrá más, pero lamento mi desconocimiento al respecto y pido disculpas por ello.

** Por mi parte solo queda decir que en este texto (a pesar de las críticas vertidas en este epígrafe) hablo de "mujeres" puesto que entiendo que las personas con estos cuerpos (bio-mujeres) seguimos siendo interpretadas o leídas como mujeres, y construidas, criadas, discriminadas y oprimidas como tales. Sirva este texto al completo como argumento.



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Algunas fuentes de este texto y con las que se puede ampliar sobre estos temas: J.Butler "El género en disputa", "Deshacer el género"; Foucault "Historia de la sexualidad"; Alicia H Puleo "Introducción al concepto de género"; Victoria Sendón de León "Coeficiente simbólico femenino"; Miguel de Moragas "Semiótica y comunicación de masas", Yrache Jiménez "La imagen de la mujer y el hombre en la publicidad" y una charla hermosa de Amaia Pérez de Orozco (youtube!: https://www.youtube.com/watch?v=Cf1YZnMv4i8).
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