jueves, 26 de septiembre de 2013

28 DE SEPTIEMBRE
DÍA INTERNACIONAL POR LA DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO.


POR UN ABORTO LIBRE
SEGURO  
Y GRATUITO




No hay argumento que puedas construir
No es debate el que yo pueda decidir
Cuando el médico se permite jugar
y él ni siquiera sabe lo que vale mi vida
la religión nos hace ser mujeres prohibidas
y las leyes al servicio de quien olvida
que ELLOS no paren

ABORTO
PORQUE 
ME SALE
DEL COÑO.
 



Manifestación por la despenalización del aborto en Tenerife y en  Las Palmas:


domingo, 15 de septiembre de 2013

Superheroínas

Hay una historia que siempre saco a colación en los debates sobre adoctrinamiento o construcción social (y la posibilidad de ese "espacio neutro de educación" que muchas personas creen que existe) y es la siguiente:

Una amiga mía, vegetariana, se encargaba de su hermana menor por las tardes y tenía que hacer de comer para ambas. Como era de esperarse cocinaba vegetariano (era su costumbre y lo más fácil), y compartía el menú con su hermana. Este hecho era un acto de "adoctrinamiento" según su familia (que no era vegetariana evidentemente) puesto que consideraban que mi amiga estaba imponiéndole sus costumbres no-carnívoras a su hermana menor. ¿Lo curioso de todo esto? Los fines de semana la familia llevaba a la pequeña al Centro Comercial a comer a McDonald's (y esto -claro está- no era para ellos "adoctrinamiento" sino una actividad común y corriente). 

¿Regalo para fregar los platos?-Simone de Beauvoir te manda un abrazo.

Lo mismo ocurre cuando hablamos de juguetes: desde pequeñas se nos va adoctrinando en determinados juegos (diferenciados por sexo), desde la perspectiva de lo que es considerado algo totalmente "normal" para con nosotras. Y así, a las niñas se les regalan cocinas y muñecas, y a los niños pelotas y juegos de guerra (ambos mensajes muy peligrosos). 

Quizás este argumento (o queja) esté muy trillado dentro del ambiente feminista, pero es que ya he perdido la cuenta de la cantidad de ocasiones en las que, hablando del adoctrinamiento patriarcal desde la infancia a través de algo tan simple -y peligroso- como un jueguete, sale la típica persona, con el típico argumento típicamente biologicista-sexista: "¡oye! que se ha hecho un estudio en niños y niñas, y las niñas siempre eligen a las muñecas y los bebés para jugar, y los niños siempre eligen a las pelotas y los juegos más aventureros y violentos. Es una cuestión biológica, genética..."; o el más utilizado aún: "hay un experimento que demuestra que hay diferencias entre los cerebros de los hombres y los cerebros de las mujeres"... Uff.

Dos cosas para derribar el discurso de estos "experimentos": 

1) El cerebro es plástico, va modificándose según las experiencias que vamos teniendo.
2) Si el cerebro se modifica según nuestras experiencias y las experiencias que tenemos desde pequeñitas son siempre diferenciadas por sexo (somos tratadas de una forma distinta si somos hombres o si somos mujeres), normal que nuestros cerebros vayan por lares distintos.

Esos cerebros que se analizan y esas niñas que escogen muñecas para jugar ya han sido socializadas, ya tienen experiencias, no hablamos nunca de un objeto de estudio "en blanco". Por lo tanto, es como pintar una pared de verde y luego hacer un experimento para comprobar que -efectivamente- la pared es verde. Así de estúpido.

En tal caso lo curioso sería preguntarnos, ¿de qué otros colores podría ser la pared? ¿por qué es de ese color y no de otro?


El trato diferenciado

Todas las personas actuamos según quién sea nuestro interlocutor, quién es esa persona que está al otro lado y cómo la interpretamos. Aquí les dejo un video muy curioso que lo demuestra: 


 
(diferencia de cómo actuamos si en frente tenemos a 
un chico blanco, a un chico negro o una chica guapa)


Esta diferencia de trato se aplica desde nuestra niñez; toda una serie de relaciones diferenciadas entre niños y niñas se ejercen incluso desde que somos bebés. Además, no sólo estamos hablando de las palabras, sino también de nuestra actitud, de los tonos de la voz, los movimientos y hasta de la fuerza de un abrazo. Todo esto consta de un contenido simbólico que es aprehendido por la persona constituyendo parte de la experiencia inicial que va conformando su identidad con lo que se espera de ella por ser de un sexo u otro (es decir, acorde a la norma[1]). Todo esto va cargado de brusquedad y fuerza, o  de sensibilidad y fragilidad, mensajes que comienzan la construcción de una identidad u otra partiendo de la interpretación del cuerpo.

Un ejemplo claro de la diferencia en el trato entre chicos y chicas lo vemos en el siguiente experimento:




 (mientras lo vemos, imaginemos estas acciones repetidas constantemente, 
hasta la saciedad, a lo largo de nuestra infancia y luego toda nuestra vida)


Juguetes poco inocentes

Diferencia de disfraces entre chicos y chicas
(http://lospaziobianco.tumblr.com/post/57893043181)
En un encuentro para debatir sobre la violencia publicitaria contra las mujeres, una de las asistentes me dijo que se iba de allí absolutamente aterrada: tenía una hija de 4 años a la que ahora veía completamente vulnerable frente a los ataques -gráficos y audiovisuales- del patriarcado. ¡Y no era para menos! 

¿Tienes algo que ponga "persona"?
 Atendamos a los juguetes adjudicados a niñas (cocinas, artículos de limpieza, bebés para cuidar, muñecas a las que imitar en belleza...) y adjudicados a niños (soldados, coches, pelotas, superhéroes...); echémosle un ojo a algo tan simple como los disfraces, el papel de las mujeres en las historias que cuenta Disney o los colores de los objetos dirigidos a nosotras; la pompa y la fragilidad de todo lo que rodea al mundo supuestamente "femenino" de artículos para la belleza y el cuidado; la aventura y el riesgo que resaltan en un ambiente masculino donde estás destinado a ser el superhéroe protector. Luego, ¿Cómo no cumplir con los roles de género? ¿Cómo no ser madres cuidadoras? ¿Cómo no creer que el modelo a seguir es una barbie sexy y guapa? ¿Cómo no caer en el sueño del príncipe azul que nos rescata? ¿cómo no ser FRÁGILES?





Superheroínas.

Ayer vi por primera vez "Thelma y Louise". Si bien lo que siempre se resalta de la película es lo que pueden llegar a hacer dos mujeres armadas frente a un violador, yo me quedo con el hecho de lo que puede llegar a hacer una mujer empoderada frente a un violador, un acosador o cualquier otro opresor, lo liberador que es tomar las riendas de tu vida y de tu seguridad, y la sonrisa casi eterna que se te queda en la cara cuando le das una buena patada al patriarcado.

Hace poco colmó los medios de comunicación la noticia de que una justiciera que se hace llamar "Diana la vengadora" ha acabado con la vida de dos conductores de las líneas nocturnas de bus en Ciudad Juárez, los cuales habían violado a numerosas mujeres, hechos que -como es costumbre- no llamaron la atención de las autoridades.

También es noticia que un cómic pakistaní tendrá como heroína a una mujer conocida como "la heroína del burka", que por las noches se dedica a vengarse de quienes cierran las escuelas de mujeres.

Una mujer se salvó de ser violada por tener una plancha a mano no para planchar sino para utilizarla como arma de defensa.

Riley se queja ante la cámara de que ella quiere jugar con superheroínas y no con princesas de color rosa.

Quizás mañana la heroína se ella.



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(1) Normas de género: a través de éstas se ejerce el control de los cuerpos y las identidades. Funcionan como refuerzo de los roles, la identidad y el status de género. Determinan conductas, formas de vestir, actitudes, etc. (Puleo, Alicia H., GÉNERO Y COMUNICACIÓN: Introducción al concepto de género, Madrid: Fundamentos, 2007)

domingo, 8 de septiembre de 2013

STOP GORDOFOBIA

Dedicado al multimilitante y fatactivista Carlos Savoie
por todos los debates y las confesiones nocturnas, 
 y por ayudarme a autodenominarme Gorda.


 M. Piñeyro


Mi talla, mi salud, tus asuntos
Cuando mi compañero de trincheras fatrevolucionarias Carlos Savoie comenzó con sus charlas en contra de la fatfobia o gordofobia, lo primero que le decían las asistentes era que "no se puede defender la gordura porque es mala para la salud".

Sin embargo, detrás de nuestro activismo no se esconde una defensa de la gordura per se:

"La aceptación de los gordos no significa abogar por la gordura. La aceptación de los gordos habla de rechazar una cultura que nos lleva a sentir rabia y a fustigar nuestros cuerpos, incluso a odiarlos, buscando el camino certero. Se trata de poner nuestras propias fronteras y conocernos, y tomar decisiones inteligentes sobre cómo vivir y tratarnos a nosotros mismos, y defender con fiereza la privacidad de esas decisiones. Se trata de divulgar la idea de que cualquier cosa que hagas con tu cuerpo debe venir desde el amor propio y el cuidado de sí mismo, y no desde la culpabilidad, los (pre)juicios de los demás, o del castigo. Se trata de demandar que todos los cuerpos, sin importar su apariencia, edad o capacidad, sean tratados con respeto y dignidad." (2)

La fatfobia y el fatactivismo son temas muy poco tratados aún tanto a nivel político como social, e incluso dentro de los ámbitos más combativos de los feminismos y los movimientos LGTBIQ, la mayoría de las veces relegadas a una cuestión individual o a una cuestión indefendible porque ¡oiga! ¡la delgadez es una cuestión de salud! (discurso muy parecido, por cierto, a eso que siempre se dijo de que la "homosexualidad era antinatural"). La gordofobia es una discriminación de esas invisibles, de esas sobre las que aún no se ha tomado la suficiente conciencia, de esas a las que aún no le hemos visto toda su envergadura.

Sin embargo, poco a poco, se van vislumbrando distintas luchas -tanto individuales como colectivas- que buscan dar voz a este grupo social discriminado (blogs, artículos, proyectos artísticos...); y es que la discriminación a las gordas es totalmente transversal en cuanto a espacios político-sociales, laborales, artísticos, etc., pues la imagen (prototipada) se ha convertido en la más importante carta de presentación para cualquier actividad en esta sociedad y motivo primordial de éxito o fracaso en la misma.

Por mi parte, considero de suma importancia plantearnos derrumbar los siguientes discursos, muy populares en lo que a la gordofobia respecta:


1. Gordura y capitalismo

Lejos de los planteamientos más frecuentes que asocian la gordura con la riqueza (por ejemplo las imágenes en que las personas con sobrepeso son utilizadas como metáfora del capitalismo), el sobrepeso abunda en las clases bajas: ¿cuántas niñas ricas gordas hemos visto? Muy pocas o ninguna probablemente. Sin embargo, no se utiliza como símbolo del capitalismo a una mujer u hombre completamente cuidado por sus spa, sus operaciones estéticas, sus  personal trainers, con su gimnasio o piscina en su propia casa, con sus dietas equilibradas porque tienen suficiente dinero y tiempo para controlar al 100% su alimentación.


2. Gordura y salud.

Como planteaba al principio, el tema de la salud es de los más trillados a la hora de debatir estas cuestiones. Siempre que sale a la luz el debate sobre la gordofobia, aparece algún "alma caritativa" que se encarga de recordarnos que estar en forma es una cuestión de salud, como si esos consejos para los gordos se dieran desde una buena voluntad de la ciudadanía para protegernos e invitarnos a cuidar de nuestra salud. Esto no es más que un acto de gordofobia más:  ni la delgadez ni la gordura tienen por qué ser síntomas de buena o mala salud (2) y son numerosos los factores a tener en cuenta para diagnosticar o no buena salud. Es curioso, porque muy pocas personas podrían dar fe de llevar una vida completamente sana, sin embargo sólo a las gordas se nos tacha de insanas: ¿y emborracharse todos los fines de semana? ¿y el tabaco? ¿y las horas sentadas delante de los ordenadores o la televisión? ¿y el consumo de azúcar, café, refrescos? ¿esto es monopolio de los gordos también?

Hace un tiempo leí una historia que contó una chica en un foro: "Siempre que iba a las reuniones familiares toda mi familia me preguntaba cuándo iba a ponerme a dieta (es que tengo un poco de sobrepeso). Ahora resulta que una de mis primas, a la que no le decían nada de su aspecto porque estaba delgada, tiene anorexia, y nadie se había dado cuenta". Me impactó completamente la anécdota porque denota hasta qué punto es la gordura una obsesión, y una obsesión estética, por más que insistan en lo contrario.

"Desde 1694 con la primera descripción clínica de un cuadro de anorexia nerviosa, los trastornos alimentarios han aumentado en incidencia, pasando del 1% al 16% y constituyendo la tercera causa de enfermedad crónica en adolescentes y niños, después del asma y la diabetes. (...) son demasiados los testimonios de niñas y jóvenes que mencionan como factores de riesgo y detonantes en su trastorno alimentario experiencias bullying en el entorno escolar y rechazo sentimental por su aspecto y su peso" (3) 

La crítica a la gordura no es por salud sino por norma, y no es una crítica constructiva sino discriminatoria y segregadora. Lo que nos está enfermando, precisamente, es la obsesión por nuestra figura, por nuestro cuerpo, por cumplir con el prototipo, con esa norma estética ampliamente aceptada.  Obsesionadas con la delgadez y con la "belleza" como centro del valor social, el bullying gordofóbico es una de las discriminaciones que más incide en las enfermedades relacionadas con la alimentación (anorexia, bulimia...); y es que como dijo el humorista Dave Barry: "Se dejarían de vender cigarrillos si en las advertencias de las cajetillas pusiese FUMAR ENGORDA".

3. Gordura y Autocontrol

El autocontrol es otro de los guiños gordofóbicos. Parece que ser gorda es una cuestión de falta de control sobre la comida, algo así como una viciosa que no sabe hallar el aristotélico justo medio entre las cosas. Es curioso como la modosería está tan valorada en nuestra sociedad, sobre todo en lo que a la comida y al sexo respecta: cualquier persona que se salga de la norma, se convierte en una viciosa descontrolada atrevida a la que hay que enderezar (aún más si es mujer).

Esto tiene cierta reminiscencia a distintas corrientes filosóficas (algunas eclesiásticas) con una fuerte presencia en el imaginario colectivo, las cuales pregonan la superioridad de la razón sobre el cuerpo, el control de la mente sobre los placeres, como si al dejarnos llevar por lo carnal nos convirtiéramos en animales, seres alejados de lo propiamente humano que es el autocontrol y el poder del raciocinio; ese raciocinio que parece que nos fue regalado en algún momento por un tal Dios, cuyo dictámen debemos cumplir o sino emprendernos a latigazos, a fustigarnos eternamente... ¡Vaya, vaya, -pues- con las gordas ateas y viciosas!



De la invisibilización...

Mi compañero Carlos Savoie me dijo una vez: "Mery: las gordas, en vez de en armarios, estamos metidas en jaulas de cristal". Ser gorda es indisimulable. Ser gorda es presencia continua, es hipervisibilidad. No podemos escondernos. No podemos serlo sólo un ratito. Ser gorda implica serlo 24 horas al día, siete días a la semana, por lo tanto implica el mismo tiempo de miradas en la nuca y cuchicheos taladrantes en nuestra autoestima, porque una gorda, sea en el espacio que sea, es siempre visible, es el blanco y punto de mira.


Paradójicamente, tan visibles en el mundo real, es decir, en el día a día, nos convertimos en invisibles en otros mundos: nunca una gorda será la protagonista de una película (salvo que trate sobre su condición de gorda), nunca un gordo será héroe de una novela, sólo en casos excepcionales una gorda es protagonista de fotografías, lienzos o esculturas, por no hablar de las casi nulas oportunidades de aparecer erotizada sin provocar una carcajada en el delgado espectador gordofóbico. 

La gordofobia es tal, que hasta no nos atrevemos a autodenominarnos GORDAS. Y cuando a una le quitan hasta el nombre sin que reaccione ante ello, algo gordo está pasando.

... a la visibilización fatrevolucionaria
STOP GORDOFOBIA


A Carlos se le ocurrió proyectar nuestras visiones, debates y luchas en una página de Facebook, con la idea de que todas las personas hagamos visibles nuestras experiencias diarias de hipervisibilidad e invisibilidad, y así poder crear una red de apoyo entre las gordas -tan necesaria como urgente- a la par que ir cambiando y derribando los discursos gordofóbicos. 

La página se llama "Stop Gordofobia" y en sólo una semana hemos conseguido cerca de 1000 seguidores y seguidoras (aunque yo preferiría llamarles "compañeras de trinchera"). 

Esto es sólo el comienzo.


(1) Leído en inglés en internet, lamentablemente no conozco su autoría. 
(2) Por poner un ejemplo, yo, gorda, no he tenido el colesterol alto en mi vida, sin embargo tengo amigas delgadas que sí lo han tenido. 

domingo, 1 de septiembre de 2013

DE PARMÉNIDES A HERÁCLITO PARA ROMPER CON EL AMOR ROMÁNTICO.


Heráclito retorna, ¡abajo Parménides!
(graffiti del mayo francés del 68)

Desde hace algún tiempo (al menos en mi entorno) los ambientes/colectivos feministas venimos teniendo un debate que poco a poco va colándose en la vida de todas y tomando el eje central de la lucha preventiva contra la violencia machista en la pareja: el amor romántico
"Es mía", de Latuff

El amor romántico como régimen de nuestras relaciones sentimentales se ha vuelto un tema realmente preocupante, y es que el concepto de la mujer como propiedad de su pareja (el sacrificio de ésta, los lazos "para toda la vida" como el matrimonio, la monogamia como principio irrenunciable, y distintos términos en esta línea que vienen asociados directamente al "amor romántico") constituye el primer acto de violencia y la base sólida sobre la que luego, poco a poco, se va edificando toda violencia en dicha pareja: eres mía; eres mía, hazme caso; eres mía y dedícate a mí; eres mía, entrégate por completo; eres mía, hasta tu intimidad me pertenece; eres mía, exclusivamente mía, yo soy tu vida y nadie ni nada más.

Las características atribuidas a lo que comúnmente entendemos por "amor" (siempre hablamos de la pareja), se conocen como "los mitos del amor romántico"(*ver imagen 1). Se les llama mitos por ser historias/relatos que pretenden explicar/justificar una realidad autodenominándose como "verdaderos" cuando realmente no tienen por qué serlo: en realidad los mitos son construcciones culturales heredadas de generación en generación que van rigiendo nuestras vidas y limitando nuestra autonomía si no los ponemos en cuestión. Un ejemplo de mito de amor romántico sería el "mito de la media naranja", es decir, la creencia en la existencia de una única persona en el mundo que ha nacido para completarnos y a la cual hemos de encontrar (antes de que se haga muy tarde, no queremos quedarnos para vestir santos).

El amor romántico tiene -entre otras características- una relación íntima con el deseo del ser humano de tener cosas permanentes, inmutables (nos aferramos a un dios, como a un amor eterno o cualquier idea que nos dé señales de una estabilidad, una infinitud que triunfe sobre nuestra propia finitud e inestabilidad), por ello podemos encontrar una relación directa entre el amor romántico y las ideas que supusieron el inicio de la filosofía occidental defensora de la "inmutabilidad". Para ser más exactas, podemos decir que dichos mitos poseen ciertas características similares a las que Parménides de Elea (siglo VI a.C.) atribuyó al "Ser" en su Poema, herencia que asume luego Platón y -tras éste- toda la corriente filosófica occidental defensora de la existencia de  inmutabilidad en determinadas cualidades del ser humano o del mundo (y por ello hoy también en las relaciones sentimentales). 

Para el filósofo griego el "Ser" era ingénito, imperecedero, único, imperturbable, inmóvil e indivisible. Así, llevándolo al terreno del amor romántico, se nos ha inculcado que un amor, si es "verdadero", debe tener las siguientes cualidades:

1. El amor como algo ingénito.
El amor verdadero no nace, simplemente existe. Nos han hecho creer que el amor no es un sentimiento que se va formando conforme vamos conociendo a una persona, o nos va gustando, NO: el amor ya existía incluso antes de conocerle (existe esa media naranja o alma gemela para nosotras en alguna parte del mundo). Dice Parménides en el Poema sobre el Ser: "Es o no es. Pero ya está decidido".

2. El amor como algo imperecedero.
El amor verdadero no muere nunca. Es eterno. 
Si hay dudas no es amor verdadero. Y si muere no lo fue nunca.

3. El amor como algo único.
El amor verdadero es único, hay una sola forma de amar verdaderamente, y sólo hay una persona ideal en el mundo para cada una de nosotras (esto implica, entre otras cosas, fidelidad y monogamia).

4. El amor como algo imperturbable e inmóvil.
Nada puede modificar o cambiar el amor verdadero, el cual parece estar quieto en un rincón protegido de todo.
El amor verdadero es suficiente para que sobreviva cualquier relación: el amor lo puede todo.

5. El amor como algo indivisible.
El amor verdadero es una totalidad, una entrega total. No hay posibilidad de que el amor sea divisible, que ocupe sólo alguna parte de nuestro tiempo o de nuestra vida: el amor verdadero colma todos los espacios de nuestras vidas (y requiere la entrega hasta de lo más íntimo). Si dos personas se complementan y son parte de una misma unidad, nada debe -ni puede- separarles. Son uno solo.


Como podemos ver fácilmente, todo esto constituye una serie de justificaciones para aguantar cualquier tipo de situación de pareja, aunque nos duela y nos haga daño, aunque tengamos que sacrificar nuestras vidas o sacrificar nuestra independencia o libertades en nombre del "amor", y aunque suframos incluso violencia, porque si el amor lo puede todo ¿no podrá con esto también?
Además, si el amor es único, hay uno sólo, me completa y es tan valioso: ¿cómo me voy a permitir perderlo?

Este es el verdadero mensaje que -sobre el amor- por todas partes llega hasta nosotras (películas, libros, canciones, etc.). Y este es el peligroso discurso con el que hay que romper por completo (*ver imagen 2)

Heráclito como subversión.

Parménides fue el gran triunfador de la filosofía griega, sin embargo, en el siglo XX se recuperó -de la mano de F. Nietzsche- a un Heráclito que contradecía todo lo que planteó Parménides: el mundo no es inmutable, el mundo es constante devenir, "la corriente en la que os bañáis por segunda vez, ya no es la misma en la que os bañasteis la vez anterior"(1), nunca nos bañamos dos veces en el mismo río . Todo cambia y nada es apresable bajo ningún concepto: "este mundo animado por el flujo y el reflujo, inmerso en la férrea cadencia del ritmo, no revela nunca una permanencia, algo indestructible"(2). 

Debemos asumir que todo es dinámico, que todo cambia y es cambiable, que todo empieza pero también termina  (incluso el amor, aunque nos digan lo contrario), que todo se modifica constantemente en un continuo devenir  y que la fragilidad es la reina de nuestras vidas sin que podamos hacer nada para cambiar esto. No hay un único concepto para definir las infinitas, múltiples, simultáneas y perecederas formas de amar. Las experiencias de nuestra vida pueden durar un año o un minuto, sin que tengamos por ello que jerarquizarlas ni por tiempo, ni por intensidad, ni veracidad. Lo único permanente es el devenir y asumir esto romperá -decía Nietzsche- las cadenas que nos atan a la -inexistente- inmutabilidad. La creencia en las ideas inmutables como la del "amor romántico" es una gran prisión fuera de la cual encontraremos la independencia para la libre decisión y creación de nuestras propias vidas. 
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(1) Heráclito, Fragmentos.
(2) Friedrich Nietzsche, La filosofía en la época trágica de los griegos.


* Imagen 1
* Imagen 2
Campaña contra el amor romántico, de Feministes Indignades




Otros artículos relacionados:
--> http://www.entretantomagazine.com/2012/10/21/el-amor-romantico-como-utopia-emocional-de-la-posmodernidad/
--> http://haikita.blogspot.com.es/2012/02/la-construccion-sociocultural-del-amor.html
--> http://www.revistasoymujer.eu/w/index.php/articulos/vivir-mejor/1379-el-amor-romantico-un-pretexto-para-el-abuso-y-el-sometimiento.html